Típica frase con la que ahora a nosotros, l y quien les habla, se nos recibe hasta en los lugares más cochinos. Frase que oralmente expresada es acompañada por esa cadencia con la que se recrimina.
Se les repite a los oyentes en nuestras repetidas charlas que siempre estuvimos acá, no escribiendo porque sís. Estableciendo como norma el porque sí del silencio.
Lo que en cierta medida nos hace volver (Si les cierra más que escribamos ese verbo u otro similar, allá ustedes) a escribirles es ver lo poco que han avanzado sin nuestra influencia. Sí podemos afirmar que no han empeorado, pero oh, oh! las mesetas!
Viraremos un poco, os parece? y permitiremos una perspectiva nueva. Morigeraremos la rigidez del porque sí y los llevaremos a nuestra segunda etapa del 'y por qué no?'
no dejaremos que se copien, y esta vez, al que no preste atención: tunda. Y por qué no?
1 porque sí
El por qué nos hace felices.
Eso.
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