Monazos, vengan, el movimiento siente por estas fechas una sensación similar a la que se siente cuando se entra en el océano, mediando la tercer rompiente y no se sabe si alejarse más de la orilla o capturar una ola sin barrenador y barrenarla con el propio cuerpo, haciéndose verdaderamente uno con el cosmos y mierda contra la arena, un semi poder de la naturaleza, inferior al de un tornado o una ola hawaiana, superior al de una brisa o lluvia en una sierra cordobesa.
Un tiempo de recogimiento, de repensar lo que se pasó, y de repasar lo que se pensó.
Lo mejor está por venir (acátese, publíquese y archívese).
lunes, 22 de diciembre de 2008
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